Con
el equívoco subtítulo de “Novela para muchachas y para hombres
tímidos”, Jardiel publicó esta pieza de teatro breve
poco después de acabar la Guerra Civil
y acabó convirtiéndose en el arranque de su exitosa comedia Los ladrones somos gente honrada (1941).
Ahora, la editorial Rey Lear -en su
colección Breviarios- recupera esta
obra de humor como homenaje a Jardiel en el 60 aniversario de su muerte.
Esta
trama de ladrones de guante blanco
se inicia cuando la banda de Miguel el
Melancólico se dispone a dar un golpe en casa de los señores de Arévalo,
aprovechando la celebración de una fiesta. Lo que iba a ser un trabajo fácil,
minuciosamente planeado, sufrirá un inesperado giro cuando aparece en escena
Herminia, una atractiva muchacha que distraerá la atención de Miguel al
relatarle su azarosa vida en el mundo del crimen.
A
medio camino entre el relato de suspense y la historia de amor, la obra tiene
un final sorpresivo y mordaz marca de la casa. En su breve extensión hay
espacio de sobra para disfrutar del talento
humorístico de Jardiel, desperdigado incluso en las acotaciones del texto;
aquí van unas pocas perlas:
“En esa esquina, por las mañanas, pone su tenderete una churrera y vocea su mercancía; y por las noches, en el mismo sitio que la churrera, suelen colocarse dos individuos, con las gorras muy echadas sobre los ojos y atracan a todos los transeúntes descuidados. Es, pues, un rinconcito muy propio a la emoción.” (Pág. 14)
“MIGUEL.- Indudablemente, la mujer es más fuerte que el hombre. Antiguamente se la llamaba el “sexo débil”. Hoy el sexo débil ha hecho gimnasia. Y el hombre siempre ha tenido un punto débil: el talón; acuérdese de Aquiles… Las mujeres, para no tener débil ni ese punto, llevan los talones reforzados.” (Pág. 29)
“HERMINIA.- Curé gracias a los esfuerzos desesperados de un médico del Middle West norteamericano, Jack Stone, que no contento con haberme devuelto a la vida física, normalizó toda mi vida espiritual, casándose conmigo.” (Pág. 39)
En
Diez minutos… se reconocen buena
parte de las características del estilo de Jardiel: un humor nuevo para su época, ingenioso y fresco (que empleaba
tanto en sus novelas como en las obras de teatro), diálogos chocantes -absurdos
en ocasiones-, con una escritura fluida, que engancha fácilmente al lector.
Estas señas de identidad son compartidas también por sus coetáneos Miguel Mihura y Edgar Neville. Los tres contribuyeron a crear un nuevo tipo de
comedia en España, muy alejada del humorismo tradicional, costumbrista, facilón
y con esquemas repetitivos. Además, todos ellos plasmaron esta visión de
vanguardia escribiendo para numerosas revistas y semanarios de humor de la
época, y participando como guionistas en un buen número de películas (Jardiel,
y sobre todo Neville, tuvieron además su propia aventura americana, donde colaboraron
en producciones de estudios como la
Fox o la Metro Goldwin
Mayer).
Jardiel en actitud guasona
Quien
desee bucear en más textos poco conocidos de Jardiel, puede asomarse a otros títulos publicados por Rey Lear,
como Los 38 asesinatos y medio del Castillo
de Hull (una parodia con el mismísimo Sherlock Holmes de protagonista) o A 40 kms del Pacífico y 30 de Charles
Chaplin (donde narra sus periplos americanos).
Por
último, comentar que esta edición se presenta con todo el mimo que caracteriza
los libros de Rey Lear e incluye una atractiva y colorista portada, junto a
ilustraciones interiores tomadas de un curioso libro de 1930. Como plus, se
puede disfrutar del epílogo escrito
por el profesor y crítico Fernando Valls, que repasa los avatares de la obra y
cuya cita inicial -de José María Merino y que suscribo- lo dice todo: Si Jardiel Poncela hubiera sido anglosajón,
el mundo entero lo veneraría…
Diez minutos antes de la medianoche, Enrique Jardiel Poncela
Epílogo de Fernando Valls
Rey Lear, 2012, 72 páginas, 9,80 €
Qué genio es Jardiel. Cómo inventa y cómo juega con el lenguaje y el humor.
ResponderEliminarLa introducción que hace es simplemente genial. Comparto tu gusto por él. Un saludo.-
En efecto, Diego, es un placer leer o ver representados esos malabarismos lingüísticos y ese talento que rezumaba Jardiel. Te agradezco tu paso por este rincón literario y te deseo lo mejor en tu particular "aventura norteamericana" (vaya, ¡como Jardiel...!).
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Muchas gracias por su elogiosa referencia a mi abuelo. Un saludo.
ResponderEliminarGracias a usted, Enrique, por recalar en este humilde blog. El talento hay que reivindicarlo siempre, y su abuelo lo tenía a raudales.
ResponderEliminarUn saludo.
Me pregunto que querrías leer y opinar sobre un libro de humor que acbo de publicar. Mi correo egjardiel@gmail.com
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